Pablo Fanego y Pedro de Llano, 2008

El medio es el museo

MARCO, Koldo Mitxelena. (Fragmento, Pag. 276)

(…) Su trabajo constituye una reflexión sobre los códigos visuales que rigen el espacio, en la confluencia entre el urbanismo, la arquitectura y el diseño. Ya sea en el interior o en el exterior del museo, sus piezas tratan siempre de enfatizar aquellos aspectos que permanecen en un segundo plano, pero que no por ello dejan de ser relevantes. Cámaras de vigilancia (2008) consistió en la copia y multiplicación de las cámaras de seguridad preexistentes en las salas del MARCO. A partir de un “nido” central compuesto por un gran número de estas réplicas, y situado en el anillo exterior del panóptico, la artista creó una “plaga” que se extendía por distintos puntos del museo. A pesar de que las cámaras no cumplen su función verdadera -ninguna registraba lo que estaba sucediendo en tiempo real- la obra de Maider López invita a reflexionar sobre los límites del control y la seguridad en un contexto muy preciso -el de una antigua cárcel- que contribuyó en el pasado a poner las bases de la realidad contemporánea. Se produce así una inmediata equiparación entre la historia de dos instituciones, la museística y la carcelaria, a través de las similitudes que guardan entre sí sus respectivas concepciones del orden y del espacio.

El interés de Maider López por el espacio surge de una expansión natural del lenguaje pictórico y del posminimalismo. Otra muestra de ello es su propuesta específica en San Sebastián; Sala 1 (2008) es una arquitectura laberíntica encajada en las dimensiones de una de las salas de exposiciones del Koldo Mitxelena Kulturunea, que reproduce con exactitud el diseño de la planta en la que se encuentra dicho espacio. Se trata por tanto de una especie de mise-en-abyme arquitectónica que repite hacia dentro, como si de un cuadro se tratara, la misma disposición de volúmenes, paredes y pasillos que organizan el movimiento del visitante por toda la sala de exposiciones. Para facilitar la orientación de este y provocar la asociación entre ambas arquitecturas -la que se percibe en ese momento y la que es recreada en la memoria- el laberinto tiene una altura media (164 cm) que permite obtener cierta visión en profundidad sobre el espacio y determina una perspectiva subjetiva que se modifica necesariamente con cada espectador.

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Pablo Fanego y Pedro de Llano

 

Proyecto Cámaras de Vigilancia

Proyecto Sala 1

 

 

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